El Torneo de Navidad se marcha a Castellón

El Villarreal se proclama campeón al ganar al Progreso en la final de una edición en la que los granas se cuelgan el bronce

 

ÁNGELA MORENO ¬Villarreal y Progreso demostraron ayer que los pronósticos están para romperlos. Cuando Real Murcia y Valencia llegaban a las semifinales como los grandes dominadores del Torneo de Navidad del Real Murcia –cuatro victorias en cuatro encuentros– y favoritos para luchar por el título, el Villarreal y el Progreso se cruzaron en sus caminos, clasificándose para el partido más deseado, el que coronaría al campeón de la decimocuarta edición de un torneo que se ha convertido en toda una tradición en estas fechas navideñas. Con mucho ambiente en las gradas, tensión en los banquillos, donde algunos entrenadores viven los encuentros con la misma intensidad que si de un partido de máximo nivel se tratase, y los chavales de unos y otros equipos disfrutando de su momento, la jornada del sábado comenzaba con la disputa de los cuartos de final.

 

El partido estrella, el que enfrentaba a los dos conjuntos del Real Murcia, acababa con victoria para el Real Murcia por 2-0. Con el mismo resultado, el Valencia se imponía al Barnés, que decía adiós a su sueño de revalidar el título que logró el pasado año. El Villarreal eliminaba al Pinatar (3-1), mientras que el Progreso, en la otra eliminatoria totalmente murciana, dejaba en la cuneta al Guadalupe (0-1), uno de los equipos que mejor cara habían ofrecido en la primera fase jugada el viernes en las instalaciones de Guadalupe.

 

Los cuatro triunfos que acreditaban la buena trayectoria del Real Murcia y del Valencia no valieron en las semifinales. Los granas, que desde 2011 no se imponen en su cita, caían frente al Villarreal por 2-0, mientras que los chés eran sorprendidos por el Progreso, que, al igual que en los cuartos de final, le bastó un gol para acceder al partido definitivo, en el que solo quedaría uno.

 

Al ritmo del ´We are the champions´, los finalistas saltaban al terreno de juego. Lo primero, el juego limpio, y como si de un partido de Liga de Campeones se tratase, jugadores de ambos equipos fueron saludándose en el centro del campo. Los amarillos, que forman parte de una de las canteras más fructíferas del fútbol español, han ido entonándose conforme transcurría el torneo, no fallando en la final, donde dejaron detalles de gran calidad. El Progreso, con dos goles en contra, no bajó nunca los brazos e incluso tuvo la oportunidad de acortar distancias. No pudo quitar el título al Villarreal, pero al final no hubo un campeón, sino dieciséis. Mejor, todos y cada uno de los jóvenes que en dos días de competición dieron lo máximo para disfrutar y hacer disfrutar.